La metodología DISC tiene sus raíces en 1928, cuando el psicólogo y escritor estadounidense William Moulton Marston presentó una idea innovadora en su libro Emotions of Normal People. Marston no solo quería entender cómo las personas actuaban, sino también “por qué” lo hacían. Fue entonces cuando desarrolló su teoría basada en dos ejes fundamentales: la percepción de nuestro entorno (si lo vemos como favorable o desfavorable) y nuestra reacción ante él (si somos más activos o pasivos). A partir de estos ejes, Marston identificó cuatro estilos básicos de comportamiento, que originalmente llamó Dominio, Inducción, Presentación y Cumplimiento. Estos términos se han modernizado con el tiempo, y hoy los conocemos como Dominancia, Influencia, Estabilidad y Cumplimiento, cada uno representando una manera única de interactuar con el mundo.

Con el tiempo, el método DISC se ha modernizado. Lo que comenzó como entrevistas personales y cuestionarios impresos ha evolucionado a sistemas automatizados y herramientas digitales. Pero a pesar de estos avances, la esencia del DISC sigue siendo la misma: ayudarnos a comprender mejor a las personas para que podamos trabajar juntos de manera más efectiva. El método DISC ha trascendido su origen militar y académico, y hoy en día es una herramienta invaluable en el mundo empresarial. Ya no solo se trata de entender a nuestros empleados, sino también de adaptarnos mejor a nuestros clientes, colaboradores y a cualquier persona con la que interactuemos. Es esta capacidad de adaptación y entendimiento lo que ha hecho que DISC se mantenga relevante y útil casi un siglo después de su creación.